El branding se refiere a la ardua labor de construir una buena imagen de la marca y lograr por todos los medios posibles ser el top of mind del target. Sin embargo, hay casos en los que un fenómeno natural o una fecha especial tienen más branding que una buena marca.
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Si tomamos como ejemplo a la Navidad, veremos que cada cultura y religión cuenta con su propio calendario en el que el año nuevo no coincide necesariamente con el calendario gregoriano. No obstante, el festejo del 31 de diciembre y el comienzo del año nuevo es una tradición que se ha adoptado en todo el mundo.
De ahí que estas fechas se ubiquen en la mente de la gente, sin la necesidad de haber armado toda una estrategia de marketing. Acorde con Expedia, hay tres características que no faltan en los festejos más ruidosos, coloridos y concurridos alrededor del mundo.
Fuegos artificiales
En todos los rincones de todas las ciudades hay al menos una luz de bengala prendida a la hora de cambiar de año. Pero para espectáculos de fuegos artificiales impresionantes, deberás ir a Bangkok, que ofrece un impresionante espectáculo a la orilla del Río Chao Phraya y paseos por el río en bote para disfrutar de una cena romántica y las luces desde el agua.
A Berlín, para admirar un gran espectáculo sobre la Puerta de Brandemburgo, en donde además se reúnen cerca de un millón de visitantes para recibir el año nuevo con música, comida y espectáculos de luz y sonido.
A Sídney, que para muchos es el espectáculo más impresionante de fuegos artificiales de todo el mundo desde el puente de la Bahía, que se puede apreciar desde más de 70 puntos de observación; a Las Vegas, en donde 7 hoteles disparan las luces de forma sincronizada para ofrecer a los visitantes un espectáculo espléndido; o a Dubái, que cuenta con el récord Guinness por la mayor exposición de fuegos en el 2014, con secuencias al ritmo de la música compuesta especialmente para la ocasión.
Fiestas callejeras
Las fiestas callejeras con música y baile no pueden faltar. Muchos festejan que ha acabado un buen año, lleno de logros y satisfacciones, mientras que otros celebran que haya por fin acabado para dar paso a nuevas oportunidades. Como sea, a todos les gusta bailar, por eso no pueden dejar de ir a Ciudad del Cabo, que todos los 2 de enero se celebra el “segundo año nuevo” en memoria de los esclavos del siglo 19 que sólo tenían libre esa fecha, con el carnaval Minstrel, uno de los acontecimientos más representativos de la cultura sudafricana.
A Río de Janeiro, que celebra su fiesta más popular en la playa de Copacabana con conciertos gratuitos de todo tipo de música, y en donde la gente sigue la tradición de vestirse de blanco para atraer la prosperidad en el año que entra; o a Madrid, en donde no podrás olvidar llevar contigo las 12 uvas, para que al momento de las 12 campanadas del gran reloj de la plaza de la Puerta del Sol formules tus deseos para el año que comienza, y si se te amanece en la fiesta te encantará ir por churros y chocolate caliente para desayunar.
Desfiles
Si aun después de la fiesta y trasnochada de año nuevo te quedan fuerzas, hay ciudades que cuentan con actividades para divertirse el 1 de enero y a las que no puedes faltar. El desfile de Londres es una de ellas, con la participación de bailarines, acróbatas y payasos es bastante espectacular, y cubre una longitud de 2.5 kilómetros empezando del Hotel Ritz hasta el Big Ben.
Edimburgo no se conforma con tan solo uno o dos días de festejo: ahí las celebraciones de año nuevo se extienden por cuatro días con el tradicional Hogmanay, durante el cual tiene lugar el espectacular desfile de antorchas el 30 de diciembre y el 1 de enero se lleva a cabo el Dookers Parade de High Street, en el que desfilan disfrazados los valientes que al final se darán un chapuzón en las aguas heladas del río Forth.
Si pasaste el año nuevo en California, enseguida deberás dirigirte a Pasadena para presenciar el Desfile del Torneo de las Rosas, que anualmente expone un tema distinto y recibe a alrededor de un millón de personas que apartan sus puestos desde horas antes para ver desfilar las asombrosas carrozas llenas de flores y brillantes colores.