Staropramen, el segundo mayor fabricante de cerveza checo, decidió crear una experiencia única en sus consumidores, pero solamente en aquellos que aman los festivales culturales, donde las obras de teatro, conciertos clásicos y recitales son los más visitados.
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Para ello, acudieron al festival más importante del libro en Rumania en donde retaron a todos aquellos que quieren ser escritores o que siempre han querido escribir un poema, una poesía o una obra de teatro.
Staropramen combinó una máquina de escribir con una que sirve cerveza llamándola Tapwriter, con la cual se servía cerveza cada vez que alguien tecleaba para escribir una historia.
Con esta acción below the line, la marca cervecera elevó su branding y demostró que la cerveza no sólo es buena en festivales de música o deportivos, sino que también se disfruta escuchando un buen concierto de jazz o viendo una obra de teatro.