Recientemente me detuve en un semáforo en rojo y vi que unos chavos se pusieron justo enfrente de mí, mientras cargaban pancartas con el nombre de una señora, cuyo nombre no recuerdo, en busca de una curul. Me llamó mucho la atención porque me di cuenta que muchas campañas políticas no han pasado del llamado viejo Below the line.
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Es cierto que el Below the line se refiere a los medios alternativos que tienen las marcas para acercarse e interactuar con su target. Sin embargo, hoy ante pleno auge digital, la colocación de propaganda política pegada en los postes, los espectaculares con el rostro de un candidato cliente del photoshop, y los gio’s cargando pancartas es por de más austero.
Para realmente crear experiencias, construir confianza, y sobre todo conocer y empatizar con los candidatos hace falta la ejecución de estrategias Below the line que impacten y que involucren a la gente, pues el cúmulo de banners, pasadas las elecciones si no es que antes, terminarán en un cesto de basura y no en el top of mind de las personas.
En cuanto a la parte legal, en la reciente Reforma Electoral se plasmó una disminución de tiempos en medios de comunicación, así como la reducción de materiales publicitarios y los ordenamientos sobre su colocación y exposición, es decir, que en materia de propaganda política se cuenta con mayor control. No obstante, ello no implica que los “estrategas” decidan y apuesten por las pancartas de semáforo. Con el presupuesto que tienen, es posible armar estrategias de Guerrilla Marketing, Activaciones de marca, Eventos donde participe la gente, entre otras acciones BTL.
De acuerdo con Arturo González, socio fundador de ASERO&GONZÁLEZ y experto en Marketing Político, “respecto al BTL viejo y al nuevo, creo que en tiempos de crisis la creatividad reina, así que los marcas, agencias, políticos y partidos están virando sus esfuerzos al BTL, por supuesto que algunos interpretan la publicidad BTL como los chicos en el crucero y los eventos llenos de banderas con logos del partido”.
En este escenario, es importante poner a trabajar a la ardilla, emprender campañas más osadas y mezclar el BTL con las plataformas digitales, estos escaparates que permiten hacer círculos de interacción con los usuarios.
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