Cuántas cosas de nuestro día a día las resolvemos con una App o cuántas veces no hemos deseado que alguien ya se invente una App para solucionar ciertos problemas cotidianos. Estas son señales de que ya vivimos en un mundo App-asionado.
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En el 2009 se descargaron alrededor de 2,600 millones de Apps mientras que el estimado del 2015 es de 25,000 millones, es decir, casi un mil porciento. Así que en esta nueva revolución de Apps se empiezan a ver fenómenos interesantes al que las empresas deberían prestarles atención.
El primero de ellos es el de los emprendedores de Apps. Aunque muchos nos los imaginemos como un miembro más de Big Bang Theory, cabe destacar que no todos estos emprendedores son programadores o geeks, sino al contrario, son personas de cualquier otra profesión pero que han detectado una necesidad y han ideado una forma interactiva de satisfacerla, ya que estos dos factores son los más importantes antes de generar la programación, la cual puede ser resuelta por empresas o freelancers .
Los planes de comercialización son otro fenómeno interesante a estudiar en el auge de las Apps, ya que las diferentes estrategias adoptadas por los desarrolladores nos han mostrado nuevos planes de introducción y comercialización por un lado y por el otro hemos visto la adaptación de viejos esquemas comerciales, como es el caso del uso de la publicidad dentro de las Apps. Tal vez de lo más innovador que hemos visto es el fenómeno del Freemium, el cual consiste en habilitar una versión limitada de la App para su uso gratuito mientras que la versión completa o la adquisición de complementos o extensiones exigen un costo. Este esquema ha permitido a muchos usuarios conocer las bondades de las Apps antes de tener que pagar por ella.
El último fenómeno interesante a revisar en el universo de las aplicaciones es el de las actualizaciones. Un costo que hay que analizar si se está del lado del desarrollo. Idear y después colocar una App exige tiempo dinero y esfuerzo, pero lo que la mantendrá viva serán sus actualizaciones, porque a pesar de que la aplicación sea de lo más sencilla es necesario irla adaptando a los nuevos sistemas operativos, modelos de dispositivos o incluso a los comportamientos de los consumidores. Así que una App que no cuente con planes de actualización puede quedarse como obsoleta muy rápido.
He leído a varios pensadores del mundo digital que definen a las aplicaciones como los nuevos productos, puntos de contacto o incluso medios publicitarios que ahora tienen las empresas, pero hay que tener cuidado porque a pesar de que pueden tener esas mismas funciones, su comportamiento y relación con los usuarios puede ser un poco diferente a como lo han venido haciendo esos elementos. Así que lo mejor es estar revisando constantemente esos fenómenos que empiezan a surgir con toda esta revolución digital.