Edición diciembre 2006
Marketing Experiencial
La situación actual que se vive en el punto de venta es de gran competencia y las marcas se han dado cuenta que no basta con promover sus productos, ahora se llevan acabo actividades más complejas en los autoservicios, clubes de precios, tiendas de conveniencia, centros distribuidores, plazas comerciales, centros de entretenimiento y diversión, además de las calles. No sólo se trata de vender, de posicionar o crear expectación sino de llevar al consumidor, mediante una experiencia que sea memorable, a comprar el producto, para lograr, no sólo que se lleve la marca sino que sea parte de él, como cualquier otra significativa experiencia de vida.
Por su parte, las agencias de promoción tienen que innovar por la imperiosa necesidad de estar a la vanguardia, poder vender sus servicios y ofrecer los resultados que sus clientes les exigen. Llevar, con la precisión digna de un reloj suizo, la estrategia, la infraestructura, la capacitación y el entrenamiento para poder tener como señala Gerardo Reyes, director general de Grupo MPI “esos cuatro minutos (promedio de interés y atención de una persona en una actividad que se realiza en el punto de venta) a un consumidor cautivo y llevarlo a conocer, sentir y vivir un producto o servicio”. No sólo ellos trabajan en las actividades de marketing experiencial, las marcas necesitan arriesgarse, aceptar el reto y dejar de hacer acciones cotidianas e involucrar a su consumidor con ellos, para que sean más que un cliente, que sean parte de la marca.