El uso de las nuevas tecnologías de la información dio paso a un nuevo consumidor, uno mucho más informado, mucho más exigente, más crítico y en consecuencia, un consumidor en apariencia mucho más difícil de complacer por parte de las marcas; ello sin mencionar el entorno económico que también ha impactado en su comportamiento.
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Sin embargo, son precisamente las nuevas tecnologías las que abrieron a la par de ello nuevas oportunidades para realizar investigación de mercados, nuevos canales para contactar al shopper y en términos generales dictaron las reglas de una nueva dinámica en la relación marca-consumidor.
Ese conocimiento del target, de manera conjunta con todos los nuevos medios de contacto, además de los anteriores, dieron un nuevo empuje a la industria below the line, la cual ganó en efectividad, aceptación por parte de las marcas e incluso en inversión, además de lograr su integración con el ATL y Digital en esfuerzos 360.
Pero ese empuje, también obligó a las agencias a evolucionar y ese proceso de adaptación al cambio las llevó al desarrollo de nuevas tecnologías, a la especialización en herramientas muy concretas, a la profesionalización de su capital humano y en términos generales a la integración de nuevos y mejores servicios a los que ya existían en su portafolio.
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