Hace unos meses nos preguntábamos quién era Virgilio Andrade, de dónde salió, y cuál era su trayectoria, pues si bien este político era casi imperceptible hasta el momento en que el presidente Enrique Peña Nieto lo nombró secretario de la Función Pública en febrero de este año.
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La labor sería nada menos que investigar la adquisición de la llamada Casa Blanca, así como la compra de otros dos inmuebles a contratistas del gobierno por parte de la Primera Dama, el ejecutivo federal y el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.
Casi siete meses después de haber iniciado tal investigación, el titular de la Función Pública dio a conocer que no existe ningún conflicto de interés en la compra de los tres inmuebles, hecho que ha colocado al funcionario en la mira de los usuarios y de sus contrincantes políticos.
En este escenario, vale la pena analizar las desventajas que trae perder la credibilidad ante los demás y que el personal branding se vea afectado en cuestión de segundos.
1) La comunicación poco acertada al dar a conocer la resolución de la investigación o de un proyecto pone a la empresa en un estado indefenso.
2) Ser juez y parte en el proceso merma la objetividad con la que se pueda tratar una investigación o un trabajo.
3) La mala reputación conlleva un mal clima laboral, así como el aumento de colaboradores profundamente inconformes, pero no con la empresa sino con
quien la lidera.
4) Se generan escenarios desfavorables que carecen de iniciativas para darle solución a los problemas.
5) La vida social se convierte en un tormento personal, prueba de ello los disímiles memes y burlas en contra del funcionario.
Foto: Twitter