Se nos va, 2018 se nos acaba rápidamente. Prácticamente podemos decir que ya se nos fue. Y la pregunta importante es: ¿cómo nos fue? ¿Cómo te fue en el 2018? “Bien, los números se ven bien y llegamos a nuestras metas” es la respuesta usual. Pero al igual que “vender más” no es una estrategia, “llegamos a nuestras metas” no es una evaluación de resultados útil.
Cuando evaluamos el resultado de algo, especialmente el mundo empresarial, es importante que no solo sepamos si llegamos a lo que se esperaba, sino cómo y por qué. Entonces, te comparto algunas claves para que hagas una evaluación útil de lo sucedido en 2018:
Granularidad
El resultado general es el que va a juzgar en general cómo fue el año; sin embargo, hay que bajar varios niveles. ¿Qué iniciativas aportaron su parte? ¿Cuáles más y subsidiaron? ¿Cuáles menos? ¿Por qué? ¿Qué tendríamos que haber hecho para que las que no llegaron a lo esperado llegaran? O en su defecto, ¿por qué sobreestimamos algunas de las iniciativas? Esto nos va a permitir entender a qué invertirle el año siguiente y a qué no, o esperar menos e invertirle menos.
Visión
No todo lo que hicimos trajo resultados este año… ¿pretendíamos que así fuera? ¿O hay algunas cosas que teníamos que dejar andando y que generaran valor más adelante? Si sí, ¿llegaron a donde tenían que llegar? ¿Cómo aseguramos que generen el valor que deben en su momento? ¿Todavía estamos en el escenario correcto para que generen el valor esperado? Si cambió algo inesperado la reflexión importante es, ¿cómo pudimos preverlo?
Contexto
Hay ocasiones en que el contexto ayudó a que algo sucediera o complicó que algo saliera como se esperaba. Teniendo en mente que siempre hay factores exógenos que pueden afectar lo que estamos haciendo, hay que preguntarnos: ¿qué nos afectó y cómo? ¿Esto se va a repetir o no? Si se va a repetir, ¿cómo lo gestionamos para sacarle lo mejor? ¿Cómo integro ese factor a favor y no en contra de mi planeación?
Futuro
Lo importante de reflexionar sobre el pasado es hacer algo en el presente para favorecernos en el futuro, entonces no hay que analizar el año juzgando lo que pudo ser, sino pensando en lo que puede ser. Aprender en lugar de juzgar, planear en lugar de lamentar y pensar hacia adelante en lugar de quedarse en el pasado. Hay que medir los fines necesarios, pero buscar la forma de hacerlo mejor al momento de evaluar.
Recordando que lo que no se mide no se optimiza, independientemente de qué tan bien o mal se haga, el pecado que es imperdonable es no evaluar cómo nos fue antes de pensar en qué vamos a hacer el siguiente periodo.
¿Tú cómo mides tu año? ¿Te sirve para pensar en el siguiente? ¿Ya sabes qué vas a hacer en el 2019?