En su forma más sencilla, el marketing directo se define como una forma de publicidad interactiva, personalizada y, por supuesto, directa que tiene como objetivo estimular una decisión, acción o idea de manera directa sobre un tema en particular de manera rápida.
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Esta herramienta publicitaria que en sus inicios se relacionaba sólo con catálogos, folletos informativos, cartas físicas personalizadas, correo electrónico o comunicación ‘entregable’ en el punto de venta, ha evolucionado de forma importante gracias a la consolidación de nuevas tecnologías para, además de funcionar como canal de contacto con alto impacto, ser funcional para recabar información útil para cautivar tanto a clientes actuales como potenciales.
Ginger Colton, editora en jefe de Direct Marketing News, define este método como un recurso que permite “hablar a o con targets específicos con relevancia. Esto significa crear un círculo virtuoso de reunión y usar data de los consumidores para mejorar la comunicación con el paso del tiempo. Idealmente el marketing directo es multicanal, o por lo menos así sucede en la mayoría de los casos. Hecho bien, incrementa el engancha y lealtad, así como la mercadotecnia y comportamiento de las ventas”.
Existen algunas marcas y organizaciones que logran dar al marketing directo una nueva definición. A continuación te presentamos cuatro ejemplos: