Además de leer más, bajar de peso, comer alimentos saludables, ahora sí hacer más ejercicio o comenzar con rituales, los propósitos para el nuevo año requerirán de un ingrediente esencial: Creatividad.
La creatividad es la capacidad que tenemos los seres humanos para generar nuevas ideas y conceptos, con el fin de resolver problemas o dar soluciones. Proviene del latín “creare”, palabra que está emparentada con “creceré” que significa “crecer” en su sentido de evolución y avance.
Más allá del ámbito de la mercadotecnia y la publicidad, la creatividad está en todas partes, es parte de nuestro quehacer cotidiano y el cerebro busca crear nuevas ideas por medio de la asociación de conceptos.
De niños, desarrollamos nuestro pensamiento a través de intensas sesiones en las que conectamos conceptos, favorecidas por una mente libre de prejuicios y objeciones. Después, al tratar de encajar en una estructura social y temer al rechazo por parte del grupo en el que nos desenvolvemos, dejamos de ejercitar la creatividad como se debe y nuestra capacidad de pensamiento lateral se atrofia.
No obstante, nunca es demasiado tarde para volver al gimnasio de la mente y comenzar una nueva rutina que nos ayudará a encontrar remedios y mejores caminos para resolver necesidades o cumplir objetivos.
Existen una infinidad de técnicas y consejos para ejercer el pensamiento creativo, y justo estos días de introspección, evaluación y planeación de nuevos propósitos son ideales para retomar lo que perdimos con nuestra niñez y comenzar con tres técnicas que nos ayudarán a cumplir los retos profesionales y personales que estamos por plantearnos:
1. Desarrolla tu Sujeto Creativo
El psicólogo experto en temas de creatividad Donald W. McKinnon, define características específicas del sujeto creativo que podemos adoptar: “son individuos independientes en su pensar y quehacer, abiertos a las experiencias en sus medios interior y exterior, con un alto grado de energía, un compromiso perseverante en el esfuerzo y libres de limitaciones inhibidoras”. Así que el primer paso para generar buenas ideas, siempre será por empezar por nosotros mismos, la forma en la que concebimos el mundo y actuamos.
2. Elabora un Mapa Mental
Los mapas mentales son una técnica muy eficaz para hacer resúmenes, tomar notas y planificar estrategias, pero también un ejercicio extraordinario para el pensamiento creativo; simplemente, porque se trata de poner en orden la información que tenemos en la mente y darle un sentido al estructurarla de forma clara.
Para hacer un Mapa Mental o Conceptual, deberás comenzar por poner en el centro de una hoja en blanco una palabra, propósito a cumplir o problema resolver. Después, escribir temas, conceptos o ideas a su alrededor, que pudieran o no estar relacionados con el tema central. Una vez que tienes todo anotado, podrás crear conexiones uniendo cada elemento con flechas. Realiza el ejercicio cuantas veces sea necesario. Si deseas hacerlo de manera digital, siempre podrás recurrir a aplicaciones como XMind o SimpleMind que lo grafican de manera muy clara.
3. Aplícale un interrogatorio a tus objetivos
Cuando ya tienes un objetivo definido, puedes realizar un ejercicio para probar su viabilidad y desarrollar una estrategia de acción. Se trata de plantear preguntas y respuestas, para volver a formular nuevas preguntas y darles respuesta. Esto incentivará a tu cerebro a hacer más conexiones y sacar información relevante de sus más ocultos escondrijos. Si por ejemplo, tienes el objetivo de escribir un libro de recetas para una marca de alimentos, tendrás que elaborar la siguiente batería de preguntas: “¿Para qué sirve el libro de cocina de la marca X? Para dar a los compradores ideas para usar el producto, ¿para qué quiero que usen el producto de diferentes formas? Para que compren más producto o incentivarlos a comprar el producto que quizá nunca han comprado ¿Por qué no lo han comprado? Porque no les había llamado la atención, ¿por qué no les había llamado la atención?” Si te fijas, las preguntas desatarán en tu cabeza ideas, problemáticas e información que quizá no habías contemplado en un principio.