Un buen packaging lo podemos distinguir a través de la calidad en la que se entrega el producto. Todos en algún momento hemos disfrutado de un producto con una excelente calidad, es decir, que aún conserva sus cualidades como sabor, aroma, consistencia, etc; y si analizamos este aspecto desde este primer contacto (consumidor-packaging) se tiene una experiencia con la marca.
Y al momento de abrir el empaque esta experiencia puede ser satisfactoria o al contrario, se puede llegar a pensar que la compra fue una mala idea. En este sentido, cuando se abre un determinado producto su calidad se puede juzgar a partir del packaging, ya que es un valor diferencial de una marca.
Las cervezas, por ejemplo, generalmente solo muestran una etiqueta con el logotipo de la marca. Esto les permite ofrecer un mensaje simple pero contundente a sus consumidores. Por otro lado, las marcas que ofrecen productos como pastelitos, galletas, etc, cuentan con mensajes más impactantes en el packaging del producto, dado que buscan captar la atención de sus consumidores objetivos: los niños. Por eso, el uso de personajes animados y, sobre todo, promociones. Como sabemos, las marcas temporalmente lanzan promociones para que sus consumidores ganen otros productos de la categoría de la marca, entre otros.
Sin embargo, más allá de los mensajes que podemos encontrar en el packaging, ¿cuál es su función? A continuación, te explicamos algunas de ellas:
Contener
Se trata de la separación del producto del medio ambiente, esto permite a los consumidores manipular el producto sin tener que tocarlo directamente.
Proteger
Otra de las funciones del packaging es la siguiente: proteger. En este caso, el empaque custodia al producto de los factores que pueden alterar su estado natural o composición.
Conservar
Por otro lado, el empaque debe permitir almacenar y conservar los alimentos durante periodos de tiempo. Este factor puede variar debido a sus características.