Muchas marcas enfocan sus estrategias de marketing en el Personal Branding, a través de diferentes actividades, como la promoción, activaciones, relaciones públicas y dinámicas sociales, encabezadas por líderes de opinión con un alto nivel de influencia.
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Pero así como una figura pública puede mover a los fans y acercarlos a la marca mediante el uso de su sello e identidad personal, también puede tener el efecto contrario si la persona que representa a la marca la demerita a partir de acciones que generen un impacto negativo. De ahí la importancia de elegir correctamente a un embajador de marca.
Por citar algunos ejemplos está Lucero, quien se ha vuelto clienta de los resbalones en Twitter y otros medios de comunicación. Su más reciente caída la dio al evidenciar su gusto por la caza de animales, hecho que le valió para que Pantene dejara de considerarla su embajadora de marca.
Tampoco se excluye a Thalía. La noticia de su embarazo no le agradó a Genomma Lab, ya que el anunció protagonizado por la cantante acerca de la crema Teatrical iba dirigido a adolescentes. Este asunto acabó en demanda más que en caso de éxito para la marca.
Y un ejemplo más reciente es el de la cantante Danna Paola. Hace un par de días insultó a un fotógrafo que la captó en un cine de la Ciudad de México junto a su presunto novio, Eleazar Gómez.
El enojo de la cantante acabó reflejado en su cuenta de Twitter. Acto que no sólo la ubicó en los titulares de varios medios de comunicación, sino que puede demeritar a Dove o Sexy Jeans, dos de las marcas a las que representa.
Una investigación reciente de la Cornell University demuestra que la nueva cultura empresarial debería centrarse en la identidad personal, no en la corporativa.
En este sentido, quienes representan a una marca deben tomar en cuenta que su trabajo se centra en la construcción de una imagen pública que todo el tiempo está siendo observada por los demás.
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