La competitividad en las empresas es vital para el mejoramiento de los productos o servicios. Con la proliferación de los medios digitales y las altas exigencias del consumidor, las marcas tiene que realizar mayores esfuerzos para generar una respuesta de compra.
El padre de la estrategia corporativa, Michael Porter, señala en sus teorías que la ventaja competitiva crece en razón del valor que una empresa es capaz de generar. Es por eso que las marcas apuestan por factores como una eficiencia superior, innovación, calidad o respuesta al cliente, por mencionar algunos. Se entiende que las empresas que cuenta con niveles superiores en estos aspectos son consideradas líderes en su sector, y una vez que logran posicionarse con estas ventajas tienen la capacidad de enfrentar situaciones del mercado, cuando otras empresas del sector o industria no podrían lograrlo.
El entorno en el que opera una empresa va más allá del campo económico, político o tecnológico. En los últimos años, el enfoque de los estrategas de marketing o negocio se centraba en la sustentabilidad como el componente más relevante del medio ambiente, sin embargo el brote de coronavirus en China pone sobre la mesa un peligro que no se debe descuidar como lo es la propagación de un virus, en este caso el coronavirus.
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS), no ha declarado la expansión del coronavirus como emergencia mundial, China ha tomado medidas para prevenir la propagación como una cuarentena en Wuhan, además del cierre de centros recreativos como la Ciudad Prohibida de China, el parque de atracciones de Shanghái, y una sección de la Gran Muralla.
El coronavirus se ha convertido en una gran amenaza para las cientos de negocios en China. Incluso, más peligroso que una marca rival.
El virus proviene de una familia de virus comunes en muchas especies de animales pero raramente infectan a humanos. Según la OMS, el virus de Wuhan (2019-nCoV), fue identificado por primera vez a finales de 2019 en Wuhan, China.
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